
Para continuar con este mes lleno de regalos y bendiciones, quiero compartiles esta hermosa historia que me recuerda cuando saludamos al norte y con el corazon pedimos por los hijos de nuestros hijos.
Los laycas dicen que nuestros hijos son "aquellos que esperabamos" que son nosotros en un tiempo futuro, los que siguen y continuan el linaje, son espiritus que se unen y hacen de su unidad un solo espiritu eterno.
Esta hermoso historia y muchas mas las pueden ver en: http://www.nestle.cl/vivefeliz/DetalleHistoria.aspx?id=228
La historia de Eliana
El fin de semana pasado tuve un atisbo de lo que significa eternidad, fue un momento hermoso en que pude darme cuenta a cabalidad de la importancia de los lazos familiares, de la importancia y la felicidad que proporciona el preocuparte por tus seres queridos.
Estábamos reunidos en casa de mis padres, que ya tienen 79 años y 57 años de matrimonio, estaban mi hijo menor con su hija Magdalena de 4 años, mi hija con Benjamín su hijito de un año y medio, mi hermano menor con su hija de 22 años, y de pronto sentada en el columpio y mirándolos , sintiéndome feliz y relajada pude ver como a través de un cristal mágico que éramos parte de un gigantesco árbol, hermoso y fructífero, en que las características del tronco se iban repitiendo en cada ramita, los ojos de mi padre, los de mi hermano, mis ojos, los de mi hijo, los de mi nieta, eran idénticos en color y en alegría de vivir, éramos uno con mil matices, uno pero con infinitas posibilidades, éramos una familia feliz, con paso fuerte y seguro hacia el futuro abriendo caminos, desplegando alas, construyendo un destino hermoso y sintiendo que podíamos ser eternos en nuestra descendencia.
Y lo único que se necesita es ver con los ojos del alma, lo que la vida te brinda en forma gratuita, aquello que tenemos siempre frente a nuestros ojos, al alcance de la mano, y que solo debemos coger y aprovechar. Es el amor entre nosotros, la belleza de la naturaleza, la alegría que nace espontánea por el solo hecho de existir y la certeza de que en nuestras familias vive la fuente de energía vital que nos permite alcanzar la felicidad.
El fin de semana pasado tuve un atisbo de lo que significa eternidad, fue un momento hermoso en que pude darme cuenta a cabalidad de la importancia de los lazos familiares, de la importancia y la felicidad que proporciona el preocuparte por tus seres queridos.
Estábamos reunidos en casa de mis padres, que ya tienen 79 años y 57 años de matrimonio, estaban mi hijo menor con su hija Magdalena de 4 años, mi hija con Benjamín su hijito de un año y medio, mi hermano menor con su hija de 22 años, y de pronto sentada en el columpio y mirándolos , sintiéndome feliz y relajada pude ver como a través de un cristal mágico que éramos parte de un gigantesco árbol, hermoso y fructífero, en que las características del tronco se iban repitiendo en cada ramita, los ojos de mi padre, los de mi hermano, mis ojos, los de mi hijo, los de mi nieta, eran idénticos en color y en alegría de vivir, éramos uno con mil matices, uno pero con infinitas posibilidades, éramos una familia feliz, con paso fuerte y seguro hacia el futuro abriendo caminos, desplegando alas, construyendo un destino hermoso y sintiendo que podíamos ser eternos en nuestra descendencia.
Y lo único que se necesita es ver con los ojos del alma, lo que la vida te brinda en forma gratuita, aquello que tenemos siempre frente a nuestros ojos, al alcance de la mano, y que solo debemos coger y aprovechar. Es el amor entre nosotros, la belleza de la naturaleza, la alegría que nace espontánea por el solo hecho de existir y la certeza de que en nuestras familias vive la fuente de energía vital que nos permite alcanzar la felicidad.

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